Alguna vez escucharon de las leyendas mayas?
Bueno pues esta vez les voy a contar uno....
Isabel era una muy hermosa e inteligente muchacha, muchas eran las virtudes que la caracterizaban,
cocinaba, planchaba, limpiaba la casa y mantenía bien atendido a su esposo, un hombre humilde y muy trabajador. Sus vecinos la consideraban muy trabajadora y buena gente, pues siempre estaba dispuesta a ayudar a su prójimo; sin embargo, Isabel escondía un obscuro secreto, era una gran conocedora de las artes mágicas de los huayes y brujos del antiguo y desconocido Mayab.
Los días martes y jueves eran los preferidos por esta dama para convertirse en seres terroríficos para salir a las calles de Akil y otras poblaciones del sur del estado a espantar e infundir temor entre los pobladores. Para no ser descubierta por el ingenuo de su marido, la hechicera esperaba a que se durmiera para poder echarle una poción en la nuca, la poción estaba hecha de epazote y otras hierbas esto ocacionaba que durmiera toda la noche hasta la mañana siguiente.
La hechicera tenia el poder de convertirse en un ser maligno hua ichivo, huai keken, hua inis y otro tipo de seres malignos. En una ocasión, la bruja fue perseguida por un hombre misterioso apodado tzon huay que significa " cazador de brujos" y le venia siguiendo el rastro varios meses atrás sin dar con su paradero. Entonces, sin que la mala mujer se diera cuenta la vio entrar a la casa que compartía solo con su esposo.
Al día siguiente, tzon huay esperó que el hombre se dirigiera a su trabajo de cargador de pencas de henequén en la finca de San Anselmo. En ese lugar, el hábil cazador de seres sobrenaturales se acercó al esposo y le contó lo que su esposa acostumbraba hacer durante las noches de los martes y jueves de cada semana.
El trabajador se negó a creer lo que el extraño sujeto le decía, pero tzon huay le dijo que se lo comprobaría, pero tenía que seguir ciertas indicaciones,el marido aceptó debido a que quería comprobar si era verdad, entonces el cazador le dijo que debía bañarse a manera de purificación con agua virgen traída de algún cenote o gruta y debía mezclarla con hojas de de yerbabuena, y cuando llegara la noche debía untarse una pomada que el mismo tzon huay le proporcionó en la nuca y los ojos para no caer en el hechizo del sueño de su mujer.
El esposo siguió las indicaciones al pie de la letra y al llegar la noche de un martes, se untó la pomada en la nuca y ojos. La hechicera, desconociendo lo que se tramaba en su contra siguió con su mal intencionado pasatiempo, asustar gente en los pueblos cercanos. La hechicera se acerco a su marido que se hacia el dormido y le unto la poción de hierbas para adormecerlo profundamente, pero el hombre no cayó esta vez en la brujeria.
El pobre esposo logró observar cómo su mujer salía al patio de la casa a dar brincos eufóricamente, al mismo tiempo pronunciaba palabras extrañas en un antiguo idioma solo conocido por los brujos y mezclado con palabras mayas, de pronto se detuvo y se tomó por los cabellos, giró en nueve ocasiones su cabeza a la izquierda y después nueve veces a la derecha, para luego quitarse la cabeza facilmente.
Su cuerpo seguía con vida pero su huipil se manchaba con sangre fresca que emanaba de forma abundante de su organismo, entonces se disponía a espantar a la gente. El pobre hombre estaba a punto de desfallecer por lo que descubrió de su mujer, pero recobro la valentía y juró vengarse de ella.
A la mañana siguiente se despertó y su mujer estaba a su lado durmiendo tranquilamente como si nada hubiera pasado, pero el hombre ya estaba pensando como deshacerse de su compañera.
Buscó a tzon huay para contarle lo sucedido y le habló de su deseo de venganza , éste le dijo que tenía que que hacer lo mismo que la ocasión anterior, pero que esta vez esperaría a que el espectro se retirara para untarle sal a la cabeza que quedaba en el suelo. Así lo hizo, y su regreso la mestiza se dispuso a ponerse su extremidad superior, pero sintió un ardor muy fuerte que empezó a carcomerle las carnes, lo intentó varias veces sin poder lograrlo. No le quedo mas remedio que escapar por rumbos desconocidos abandonando su cabeza para siempre.
El esposo, para evitar que el cuerpo errante regresara por la falte faltante, quemo la cabeza y la ceniza la esparció
por rumbos desconocidos.
Para evitar sospechas de los vecinos por la desaparición de su mujer, les dijo que lo habían abandonado por no poder tener hijos.
Aun se cuenta que por los poblados de Yucatán se sigue apareciendo la La Mestiza sin cabeza para espantar a pobladores.
Excelente
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